TENTACION CON SABOR A MELOCOTON

En un espacio vicioso de agitada respiración, se acercó a ella lentamente mirando sus labios tímidos, la miró a los ojos, deseándola, volvió a mirar sus labios (juego interminable) y furtivamente la beso, se besaron. Unieron sus bocas. Era el sabor a melocotón dulce, a fruta madura, era la caricia exquisita y húmedo hasta el sexo aún cubierto. Sus lenguas se conjugaron en un solo universo, incesantemente uno al otro se mordían con los labios. Labios tibios. Ella cerró los ojos en un frenesí, él introdujo sus dedos en la profundidad de su salvaje cabellera acariciándola y sintiéndola temblar luchando contra el deseo, la deseaba, sus besos húmedos se perdían en la búsqueda incesante de querer más, algo más. Ella al soslayo observó la copa de vino ya vacía, lo culpaba y sonreía, los mismos ojos que ahora se humedecían al pensar que en ese instante se cumplía el adiós a un ayer y el inicio de un camino desconocido, culpable de estar ahí, a la vez víctima de su candoroso deseo. Eran unas bocas ansiosas de calmar su hambre, se devoraban como si mordieran un aterciopelado y jugoso melocotón, el aroma adictivo del éxtasis, los invitaba a probar la carne del fruto. La tomó fuertemente contra su pecho, quería saciarse de ella, era ella, quien siempre su alma inquieta lo inquietaba, su traviesa sonrisa lo embrujaba, su cuerpo, su cuerpo... Muy sediento, lentamente, sus dedos buscaron el botón de su blusa mientras rozaba su erguido seno, quería amarla, ella instintivamente encogió su mano que entonces acariciaba su varonil espalda, temblaba, bordeaba la disyuntiva de detenerlo o dejarlo continuar a quien podría ser un bandido o tal vez su amante fiel... su mano trémula guerreaba en el conflicto, detenlo, detenlo... deslizo su mano...

Mokatita